Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, 2 de noviembre de 2021) En medio de flores de cempasúchil y apenas iluminada por una veladora, se lee en una placa de talavera sobre el suelo "Descanse en paz Juan Rojas". Éste es uno de los pocos indicios de que la parroquia de San Isidro Buensuceso alguna vez recibió los cuerpos de quienes morían en la comunidad.
Son las 4:30 de la madrugada del 2 de noviembre, el atrio adoquinado ya se encuentra cubierto de floridos rectángulos donde alguna vez estuvieron las lápidas. Atrás parece haber quedado el temor al virus, pues cada vez se llegan más personas, solas o en pequeños grupos, para honrar con veladoras y sahumerios a sus abuelos, tíos, padres, madres, hermanos en este día de Todos Santos.
Esta comunidad indígena de San Pablo del Monte no ha quedado exenta del paso del tiempo, un manteado y sillas metálicas están dispuestas para la misa a primera hora de la mañana. Sobre las tumbas se observan envases de refresco y utensilios de unicel para evitar que se apaguen las candelas con el suave viento nocturno y en otras más hay pequeñas bocinas para hacer más amena la espera del alba o para llevar la música preferida de sus seres amados.
Madres con sus pequeños hijos en brazos cuidadosamente abrigados, jóvenes y adultos mayores se reúnen aquí para convivir apenas unas horas antes de que salga el sol tras La Malinche. Otros más se adentran a los sembradíos de maíz para llegar al panteón nuevo que de dos años a la fecha ha incrementado notoriamente su ocupación.
Entre chamarras, rebozos y gabanes, de este lado también se observan miradas nostálgicas a las lápidas cubiertas de dorado, morado y unos toques de blanco, de veladoras y papel picado. Con "Recuérdame", la canción entonada por Carlos Rivera y popularizada por Disney de fondo, las familias aprovechan la espera para conversar, recordar, reír, tomar un vaso de café y por qué no, un poco de licor para calentar los huesos.
Un "no manches" resuena en medio del silencio, le siguen de algunas frases en náhuatl rodeadas de carcajadas de una numerosa familia que acude a velar la tumba de sus parientes. Ése es el recuerdo de que ésta, aún propiciada por la muerte, también es una fiesta y un motivo de comunidad para este pueblo orgulloso de sus tradiciones.
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