Por: Zurya Escamilla Díaz
Quien gusta de la lectura sabe que ayuda a lidiar con la realidad de muchas maneras; para quien escribe, significa encontrarse cara a cara con lo que llevan de sí los personajes, los paisajes, los eventos, los versos y todo el conjunto de palabras que no solo permiten crear, sino expulsar, dar sentido o sanar.
Las preguntas son una constante en el trabajo literario y en la vida personal de Mauricio Morales, joven escritor tlaxcalteca, que decidió al poco tiempo de iniciada su aventura de letras despojarse del apellido paterno con el que nunca se sintió identificado; comenta en entrevista con Expediente Político.Mx
La tradición oral de su familia fue uno de sus primeros acercamientos con el mundo de las historias. Esas largas horas atento a las vivencias de su abuela en la comunidad de San Bartolomé Cuahuixmatlac, Chiautempan, marcarían los primeros cuentos de Mauricio.
“Esos son de los recuerdos más preciados que tengo de la vida. Cuando mi abuelita se ponía a contar cosas me gustaba escucharla y cómo lo contaba en familia, en comunidad. Sentarnos a escucharla y cómo mi mamá, mi tía, mis primos iban aderezando con lo que creían recordar. Yo me quedaba calladito escuchando, observando. A lo mejor nadie conoce esas historias en el mundo, pero el que lo contaran una y otra vez y que cada vez descubriera una nueva veta, me gustaba mucho”, explica.
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