Zurya Escamilla Díaz (Tlaxcala, 7 de octubre de 2020) Una revisión al expediente de Laura N ha permitido que el proceso judicial que inició hace dos años por violación retome su curso, a pesar del proyecto que pretendía impulsar al magistrado Mario Antonio de Jesús Jiménez Martínez para minimizar las pruebas y hacer que el agresor saliera de prisión preventiva.
En entrevista, la joven de Mazatecochco relató que fue en 2018 cuando inició un proceso penal en contra de quien fuera su empleador; sujeto que la agredió sexualmente como pudieron probar sus abogados y el Ministerio Público con testimonios, evidencia fotográfica y medicina legal.
No obstante que la juez había analizado las pruebas y determinado que Laura había sido víctima de violación; un amparo interpuesto por la contraparte y turnado al magistrado Jiménez Martínez no sólo retrasó el proceso, sino que pretendía obstaculizarlo al tipificar el delito no como violación, sino como una tentativa que pondría al sujeto en libertad.
Laura destaca que ella ha tenido acompañamiento jurídico y de activistas, lo que llevó a impugnar tal resolución y a lograr que fuera revisada por otra ponencia. Resultado de ella, refiere que este día la magistrada Elsa Cordero Martínez echó para atrás la resolución de su homólogo y dejó firme la consideración de la juez.
En consecuencia, el sujeto deberá ser vinculado a proceso por violación y permanecer en prisión preventiva mientras continúan las diligencias y se dicta una sentencia.
A propósito, las activistas Yeny Charrez y Eréndira Jiménez Montiel destacan que los jueces y magistrados deben resolver estos asuntos conforme a derecho y que lo ideal sería abordarlos con perspectiva de género. Sin embargo, resaltan que el magistrado ha sido continuamente observado por ofrecer condiciones de ventaja a los delincuentes; pero ahora se topó con una visión distinta entre sus mismos compañeros del pleno.
Por ello, en este caso ha sido fundamental tanto el acompañamiento legal como la decisión de la sobreviviente para continuar con el proceso a pesar de amenazas y ofrecimiento de un acuerdo económico.
Para Laura, el tiempo que lleva este proceso ha significado afectaciones económicas, en su vida cotidiana y en su propia salud, pues comenta que desarrolló diabetes; hecho que se suma a los cerca de siete meses que le tomó recuperarse físicamente de la agresión.
"Yo no quise ser esa víctima, ser egoísta y evitar que otras mujeres accedan a la justicia", comenta al explicar las dificultades que ha tenido que vivir junto a su familia, particularmente al enfrentar a las instituciones encargadas de impartir justicia y hacer frente a los costos de todo el proceso.
A dos años de distancia de su agresión, hoy Laura N. tiene la esperanza de que su búsqueda de justicia retome el curso que han pretendido desviar; con su agresor formalmente acusado tras largo tiempo, ahora toca seguir con el desahogo de pruebas y el estudio de fondo del caso para alcanzar una sentencia justa.
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