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miércoles, 15 de enero de 2020

Tianquiztli


Para José Fernando García Zamudio, 
in memoriam †

Por: José Dionicio Vázquez Vázquez (16 de diciembre de 2019) El tianguis mercado o plaza era el punto de reunión donde confluían diversos comerciantes de diferentes territorios de lo que ahora es México para intercambiar sus productos con mantas de algodón, semillas de cacao y hachuelas de cobre. 
Por ejemplo, en el periodo Clásico (250-909 d.C.) en tierras mayas se intercambiaban: obsidiana de Guatemala, “conchas marinas, tinte púrpura de moluscos, plumas de quetzal, productos de maguey, ocote, cal, sal, cerámica polícroma, [...] dientes de tiburón, pieles, plumas, iguanas, tejidos de algodón , tabaco, cacao, vainilla, caucho, mamey, chicozapote, nance, copal, fibras de palma [...] añil, achiote, hollín para fabricar tinta, tela de corteza, cera y miel” (Velásquez, 2006: 109). 
Todo cambia: ahora, el trueque o intercambio se da muy poco, por ejemplo, en el tianguis del municipio de Tlaxcala, el trueque es exiguo y predomina el intercambio de productos con dinero.
En este tianguis, cobran vida los marchantes o marchantas (que en realidad son quienes venden productos) que compran su “mandado”, o van a lanzarse por “los chiles y tomates”. No hay una
entrada y una salida específicas del lugar, pero sí un orden que registra el atrofiado cuerpo y cerebro
desvelado del viernes (como rey: de juerga), para el sábado (como buey: “crudo” y a cargar):
del lado Sur y Oeste, la mayor parte de frutas frescas, quesos y aguacates.
En la parte Norte, flores y artículos de jarciería, cazuelas, azadones, mangos para palas, cadenas, lazos, hilo cáñamo, etcétera. En el Este, ropa para todas las edades, discos de moda y artículos
navideños. Al centro de la explanada, desde temprano, se venden verduras y frutas multicolores de temporada. Abundan los vendedores que se desgañitan: “¡pásale güerita! ¡para crecer fuerte y sana, llévate tu manzana! ¡y es que bajó, bajó...! ¡llévate barata la naranja! ¡joven qué va a llevar! ¡ándale mi reina, llévate los quesos! ¡sólo por hoy...rematamos todo! ¿qué vas a llevar hoy cliente? ¿nada?”
Aquí no hay una norma de urbanidad para que pase alguien primero, entre un puesto y otro: se  agandalla” el paso a empujones, dando algunos golpecillos al resto de transeúntes sin voltear a ver siquiera al ofendido que masculla entre dientes alguna palabra altisonante con la que desquita su coraje. Cruce de “diablos” de carga “¡Va el golpe! ¡golpe avisa!” 
En el acarreo de recaudo en lo que ahora llaman “carritos”, circulan desde pequeños “diablitos”, los que llevan integrada una bolsa de lona o aquéllos que son de alambre galvanizado. Estos son los más peligrosos para los tobillos o las rodillas, porque ¡ay de ti! si estás desprevenido: pueden rasgar desde el pants, las calcetas, el pantalón, las medias o hasta arañar alguna parte del cuerpo.
Si llegan temprano los marchantes, el hambre obliga e invita y alerta a los sentidos, y se calma en el momento en que las familias degustan cecina preparada con cebollitas cambray, nopales, con trozos de queso y aguacate, salsas roja y verde, guacamole y limón. Para los “enfermos” del tiroteo padecido en la noche anterior, quienes son firmes creyentes de “curarse” la borrachera con comida picante, piden un mole de panza bien caliente, picoso y grasoso, con cebolla picada, cilantro y jugo de limón. Al sudar copiosamente y en abundancia, dicen que “sale la cruda” al ritmo de unos tragos de una cervecita bien fría.
También caen bien unos tacos de costilla de barbacoa de borrego, de maciza, pancita verde o roja; bajados con una coca-cola helada. No pueden faltar la venta de quesadillas con chicharrón. Bueno, es un decir, porque realmente son sobrantes de las carnitas o del chicharrón. También “son llamados borusas, chalitos, chicharroncitos, gorduritas, menudencias de chicharrón, mantequitas, migas, chalitos, soreape, tlalitos, tierritas, xalitos (en el Distrito Federal), mosmocho (Veracruz), migajas (Querétaro), jales, tlales, tlalitos, chish, chix, shish, six o xix de chicharrón (Tabasco), zorrapa, bachicha, biuces (Oaxaca), zurrapa (Zacatecas) o chacales (Morelos)” (laroussecocina.mx:
2019).
Las demás quesadillas se preparan, valga la redundancia, con queso, más otro ingrediente: queso deshebrado con champiñones y epazote, queso con tinga, queso con huitlacoche y flor de calabaza con epazote verde; todas acompañadas con unas rajas de jalapeños, previamente “toreados”, que dejan las quijadas entumecidas y con lágrimas involuntarias; momento en que el comensal intenta
respirar entre el moco que resbala inclemente por las fosas nasales.
Para complementar: hay memelas o “gorditas” y tlacoyos, con salsas asadas o hervidas de chilpotle y jitomate o de chiles verdes con tomate. También, en el frente del mercado municipal para delicia de los marchantes, se apostan la mayor parte los puestos de tamales de verde, de rojo, mole y jarochos o “especiales”, que llevan un trozode carne de cerdo o pollo. A un paso está la venta de jugos: de naranja, mandarina, apio, fresa, por si se atora parte del tamal. Y por allá, a lo lejos parece que anda el pregonero tlaxcalteca de antaño gritando: 
Sabrosos tamalitos, 
Ándale marchantito 
Cafesito con lechesita
En taza o con jarrito.
Nada es caro, todo es baratito
(SEP-INEA, 1991: 42)

Fuentes: Secretaría de Educación Pública, Gobierno del Estado, Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (1991) Lecturas de Tlaxcala. Tlaxcala, México./ Velásquez García, Erik (2006) “La vida cotidiana de los mayas durante el periodo Clásico”, En: Pablo Escalante Gonzalbo, Mesoamérica y los ámbitos indígenas de la Nueva España, Tomo 1, Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México, México, pp.542. / Visita Larousse Cocina:  https://laroussecocina.mx/palabra/asientos-
de-chicharron/, consulta del 13 de diciembre de 2019.

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